Un rincón de bienvenida no solo se ve lindo en las fotos, también da ese primer abrazo visual a los invitados. Es la forma perfecta de decir “bienvenidos” con estilo y con corazón. Y lo mejor: no necesitas un presupuesto enorme para lograrlo.
Lo ideal es que el espacio refleje la personalidad del protagonista de la Comunión. Puedes armarlo con una mesita, una lámina con su nombre, una frase emotiva, una vela o guirnaldas, flores, alguna foto bonita y un detalle especial como una bolsita de bienvenida o una tarjeta de agradecimiento. También puedes sumar una pizarra o cartel con una frase cálida como: “Gracias por acompañarme en este día tan especial”.
¿El truco? Usar lo que ya tienes: frascos, marcos reciclados, un mantel lindo o incluso una caja de madera para darle altura a los elementos. Y si todo combina con los colores de tu papelería o la deco general, mucho mejor.
Este espacio también es ideal para ubicar recordatorios, detalles para los invitados o algún elemento simbólico, como una Biblia decorada o una cruz de madera.
Con un poco de creatividad y mucho amor, tu rincón de bienvenida puede ser sencillo y mágico al mismo tiempo. Porque en las cosas pequeñas está el alma de la fiesta.