Cuando se empieza a planear una Primera Comunión, una de las primeras decisiones (¡y de las más divertidas!) es elegir la paleta de colores. Pero claro… con tantas opciones disponibles, es fácil caer en dudas. ¿Mejor algo clásico o algo moderno? ¿Tonos suaves o más vibrantes? ¿Cómo saber si combinarán bien?
No te preocupes, porque aquí te voy a guiar paso a paso para que elijas una paleta de colores bonita, armoniosa y que represente la esencia de la celebración. Y lo mejor: sin necesidad de ser experta en diseño.
1. Pensá en el estilo de la celebración
Antes de pensar en colores, definí el estilo general.
¿Querés algo tradicional y elegante? ¿Algo campestre y relajado? ¿Una celebración más moderna o con toques vintage?
Cada estilo tiene una gama de colores que se le adapta naturalmente. Por ejemplo:
- Clásico: blanco, marfil, dorado, tonos perla
- Natural / campestre: verde menta, beige, lavanda, terracota
- Romántico: rosa suave, coral, dorado claro
- Marino o náutico: azul claro, blanco, arena
- Minimalista: gris perla, blanco, verde oliva suave
2. Considera el lugar de la celebración
Los colores del entorno pueden influir mucho. Si el evento es al aire libre, los tonos tierra, verdes o pasteles se integran mejor con la naturaleza.
Si es en un salón elegante, podés ir por una paleta más sofisticada con acentos en dorado o plateado.
3. Ten en cuenta la estación del año
No es una regla estricta, pero los colores pueden reflejar el clima:
- Primavera: tonos florales, pastel, menta, coral
- Verano: celeste, turquesa, amarillo claro
- Otoño: terracota, beige, verde seco
- Invierno: gris suave, azul hielo, blanco, lavanda
4. Elegí un color principal y dos o tres secundarios
Una buena paleta no necesita mil colores. Con un tono base y un par de acentos ya tenés un conjunto armónico. Por ejemplo:
- Blanco + rosa empolvado + dorado
- Verde menta + lila + blanco
- Azul cielo + beige + gris claro
Pro tip: si querés algo más original, podés usar una paleta monocromática (varios tonos del mismo color) o elegir un color inesperado como base, y suavizarlo con neutros.
5. Inspirate en la invitación o en un elemento clave
Muchas veces, la inspiración llega de un solo detalle: una tarjeta, un vestido, un ramo, un estampado… Usar ese punto de partida para definir los colores te asegura coherencia visual en todo.
6. No subestimes el poder del blanco
El blanco es el color por excelencia en las Comuniones. Aporta luz, pureza y es súper versátil. Podés usarlo como base para cualquier combinación. Además, da equilibrio si usás colores más intensos como el coral o el azul petróleo.
7. Probá combinaciones con muestras visuales
Hacé capturas, creá un tablero de inspiración en Pinterest o armá un pequeño collage con recortes de revistas o telas. Ver los colores juntos te ayudará a saber si funcionan.
8. Asegurate de que sea aplicable a todos los detalles
Una buena paleta se refleja en todos los rincones de la celebración: desde la papelería hasta los souvenirs, pasando por la mesa dulce, los cartelitos, la decoración floral y más.
Elegir colores que se puedan replicar fácilmente en diferentes materiales te facilitará la vida.
Consejito extra:
No se trata de seguir una regla estricta, sino de crear una atmósfera coherente y agradable. Elegí colores que te transmitan alegría, calma o belleza, según lo que quieras reflejar ese día. Al final, la mejor paleta es la que hace sonreír al verla.